El Renacimiento vio no sólo un renovado interés en la literatura sino también en el arte. Fue en este campo donde Bernard Palissy hizo la revolución. Se dice que un día, cuando Palissy vio la colección de un gran señor, vio un cuenco de cerámica de una blancura única. Es probable que se trate de porcelana china.
Ceramista autodidacta
Desde aquel día, intentó encontrar el secreto de tal blancura y probó muchas mezclas para crear una cerámica perfectamente blanca sobre la que pintar. Poniendo todo su celo en ello. Hasta que, quedando sin madera, quemaba sus muebles para alimentar sus hornos.
Después de 20 años de trabajo, nació el esmalte de jaspe blanco.
Su arte fue notorio y participó en muchos proyectos como la decoración del Château d’Écouen. Sus piezas, jarrones, platos y estatuillas son conocidos por su forma de incluir hojas, reptiles y frutas.
Casi un mártir
Los protestantes reformados franceses, llamados hugonotes, fueron perseguidos en todo el Reino por su fe. Pero sentían que la verdad que habían captado era mucho mejor que la paz ofrecida al renunciar a la fe reformada. Palissy no escapó a ese trato: encarcelado en 1559, su taller fue destruido en 1563 y logró sobrevivir a Saint-Barthélémy en 1572 refugiándose en Sedan. Fue arrestado de nuevo como hugonote en 1587, condenado al destierro y luego a la muerte. Su sentencia fue cambiada a cadena perpetua después de su apelación. Murió de hambre, frío y malos tratos en la cárcel de la Bastilla en 1589 ó 1590.
Algunos trabajos de Palissy :
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